Philip Pullman regresa al mundo de "La Materia Oscura" con esta maravillosa primera entrega de su nueva serie.
 
Malcolm Polstead, un joven adolescente de once años, y su daimonion Asta viven con sus padres muy cerca de Oxford.  Es el espía perfecto: es un chico despierto e inteligente; ayuda en la taberna de sus padres, donde oye todo tipo de información. 
 
El Magisterio acaba de hacerse con el poder y su sombra está empezando a extenderse, así que todos aquellos que defienden la libertad de pensamiento tienen que trabajar en la clandestinidad.
 
Al otro lado del río Támesis (en el que Malcolm navega habitualmente utilizando su amada canoa, un bote con el nombre de La Bella Salvaje) está la abadía de Godstow, habitada por las monjas de la región. Malcolm descubrirá que ellas tienen un huésped muy especial, una niña con el nombre de Lyra Belacqua…
 
(Si ya ha leído La materia oscura, sabrás que Lyra vive en un mundo paralelo, similar al nuestro pero con importantes diferencias; que el Magisterio es su versión de la Iglesia, y que el alma de todas las personas adopta la forma de un animal, que recibe el nombre de daimonion. Pero si no lo ha leído, no se preocupe, porque se va a enterar igual de bien de los acontecimientos de La bella salvaje. Quizá le cueste un poco más situar a los personajes o piense que Lyra es un bebé con aires de grandeza del que hablan demasiado, pero también le fascinarán más las maravillas del mundo de Pullman, como los daimonions o el aletiómetro).
 
En esta ocasión, Philip Pullman vuelve a presentarnos a unos personajes muy jóvenes que se ven envueltos en una trama trepidante, en ocasiones aterradora. Su mezcla de fantasía y suspense nos fascina y nos engancha de la primera a la última página.